Por no llevarle la contraria, por no comer pendiente de ellos, por no ser menos, por no ser diferente, por no aislarla de sus amigas, por no convertirlo en un bicho raro, por no preguntarle... ¿Y por qué no? Porque han perdido palabras momentos conversaciones... la pobre "h" quedó en un rincón olvidada, como tantas otras letras. Han adelantado tanto la preadolescencia y el rimmel, que acortaron la deliciosa e inocente infancia. Porque han abierto sus ojos a realidades, que en el fondo, eran mentira. Porque se han creído que los pelos sobraban. Porque el machismo sigue gritando demasiado. Porque las imágenes son demasiado explícitas. Porque la educación sexual se dejó de lado. Porque nos sobran demasiados referentes. Porque Barrio Sésamo quedó despoblado. Porque lo que escuchan, ya no es música. Porque nos sobran los motivos... Si después de leer ésto, aún no sabes por qué tienes que controlar el acceso a pantallas de tus peques o adolescentes, entonces, tenemos un serio problema.
Cuanta razón tienes y que difícil es poner coto
Por lo menos tenemos que intentarlo, y sobretodo, acompañarlo de educación sexual.
Gracias por tu comentario, Manuel.
Educar bien implica muy tiempo y esfuerzo….y como que no hay tiempo pa tanto!
Miguel, tenemos que intentarlo, está en nuestras manos su futuro 😉
Que gran reflexión la que nos dejas…cuánta responsabilidad tenemos ante el presente para que en el futuro esas razones no estén “normalizadas” como vemos hoy en día…La educación lo cambia todo y hemos de seguir creando conciencia de la importancia que tiene. Gracias!
Muchas gracias Zara por tu comentario.