Por no llevarle la contraria,
por no comer pendiente de ellos,
por no ser menos,
por no ser diferente,
por no aislarla de sus amigas,
por no convertirlo en un bicho raro,
por no preguntarle...

¿Y por qué no?
Porque han perdido palabras
momentos
conversaciones...
la pobre "h" quedó en un rincón olvidada, como tantas otras letras.

Han adelantado tanto la preadolescencia y el rimmel,
que acortaron la deliciosa e inocente infancia.
Porque han abierto sus ojos a realidades, que en el fondo,
eran mentira.
Porque se han creído que los pelos sobraban.
Porque el machismo sigue gritando demasiado.
Porque las imágenes son demasiado explícitas.
Porque la educación sexual se dejó de lado.
Porque nos sobran demasiados referentes.
Porque Barrio Sésamo quedó despoblado.
Porque lo que escuchan, ya no es música.
Porque nos sobran los motivos...

Si después de leer ésto, 
aún no sabes
por qué tienes que controlar el acceso a pantallas de tus peques o adolescentes,
entonces, tenemos un serio problema.